Había
perdido ya la noción del tiempo, ¿sería hoy Nochebuena? ¿Lo sería mañana? O
¿aún no se sabía quién era el ganador de este año del gordo de navidad? No quería
pensar en lo que pudo ser y jamás será. Tan solo quería a veces, escapar de
todo, escapar...despertar...sí, despertar de aquella maldita pesadilla.
Yo
solo era un muchachito normal, al que solo le preocupaba no sacar la nota suficiente
para que pudieran darle la beca y seguir estudiando; que nunca había disparado
un arma de fuego de verdad, y que ni mucho menos, había matado a otro ser...
Pero
ahora, ahora me veía envuelto en todo esto, zombis, sangre, disparos, huir,
soldados y policías por todas partes, gente matándose unos a otros. Era una
locura. Una puta locura sin sentido. Tan solo me quedaba ser fuerte, y aguantar
lo que me echasen hasta el tiempo que pudiera.
-Espero
que sea bastante. –Dije para mí.
De
improviso un fuerte y seco ruido se escucho haciendo temblar las cristaleras de
aquella casa.
-¿Que
ha sido eso?
-Ni
idea. –Belén se asomó de un vote por la ventana– ha tenido que ser lejos, no
sé ve nada....
Volvió
a escucharse aquel estruendoso sonido pero esta vez se notaba más cerca.
-¡Ey
mirad! –Gritó Abraham mirando a través de otras de las ventanas.
Era
una familia, salía corriendo de su casa cargando con algunas cosas.
-¿Qué
le habrá hecho salir de ella? –Pregunté turbado.
Una
vez más volvió a escucharse, aún más fuerte que la vez anterior, era un sonido
detonante como una bomba chocando contra el suelo. Esta vez, las paredes, el
suelo, los cristales todo se tambaleaba, como si fuese un terremoto.
-Salgamos
de aquí, ya no estamos seguros dentro de la casa. –Grité.
Las
latas de la puerta ocasionaban un gran escándalo. ¿Qué estaba pasando ahora?
Pero mi pregunta mental, fue casi respondida por otra pregunta de Abraham.
-¿Están
bombardeándonos?
-Parece
ser que sí. Ya no existen aliados aquí, todos somos enemigo de todos. –
-¡Al
suelo!
La
explosión sucedió muy cerca de donde nosotros estábamos. Me eché las manos a la
cabeza, los oídos me retumbaban, y el corazón parecía salirse de mi pecho, me
costaba respirar. Poco a poco el miedo se apoderaba de mis sentidos, dejándome
paralizado. Trozos de escombros salían disparados hacia todos los sitios
posibles como balas. Podía percibirse gritos desgarradores en la lejanía. Al
parecer no éramos nosotros los únicos supervivientes, aunque, por lo visto,
pronto sí. Me seque el sudor de la cara, pero no era sudor, estaba sangrando.
Me quedé mirándome la mano como en shock, hasta que Cris me despertó de mi
ensimismamiento.
-Venid,
vamos por aquí corred no miréis a ningún lado. –Dijo. La seguimos, cruzamos
corriendo una carretera y nos metimos entre los matorrales. Nos quedamos unos
instantes bajo el puente de la A-7. Ya habíamos llegado a los Montes de Málaga.
Alcé
la vista al cielo, se veía un bombardero sobrevolando fugazmente el soleado
cielo invernal de Málaga.
-No
podemos dejar que nos vean. –Comentó de nuevo Cris.
Corrimos
una vez más hacía el interior de la montaña. Corriendo campo a través. Huyendo
de esta forma, de las bombas.
-
¿Creéis que nos verán? –Preguntó ingenuamente Abraham.
-Posiblemente
sí. Así que calla y corre. –Le contestó bruscamente Belén.
De
vez en cuando nos tirábamos al suelo al escuchar aquel avión militar. Cuando
pasaba de largo volvíamos a correr montaña arriba. Al par de horas llegamos a
una zona con bastante espesura vegetal por la que nos quedamos allí haciendo un
alto.
-¿De
dónde conseguiste eso? –Le pregunté a Abraham.
-¿La
HK USP? –me preguntó enseñándome su pistola. Asentí con la cabeza.
-La
mangué por ahí. También robe una M4 de un infante de marina siguen usando estas
armas...son buenas armas la verdad, esta tiene visión nocturna. Me ha sido de
gran ayuda para llegar. No hace demasiado ruido tampoco. Tengo media mochila
llena de munición.
-Shh
callad. –Dijo de repente Cris.
-¿Oyes
de nuevo teclear? –Bromeó Belén.
Cris
le lanzó una mirada fulminante, con lo que Belén se calló de inmediato. Todos
se pusieron a escuchar.
-Son
pasos. –Anunció Abraham.
-Mirad
por ahí. –Dije alterado.
Vimos
a un hombre a unos metros en una colina más baja de laque nos encontrábamos. Nos
tumbamos todos mirando hacia aquel hombre, parecía un soldado, o al menos iba
vestido de ello. Corría cojeando por el monte. Belén le hizo señales a Abraham
y le pidió su M4 silenciosamente, él se la dio y al cabo de unos instantes el
silencio del bosque se vio quebrado por el disparo de la M4, que impactó en la
pierna derecha del soldado. Cayó entonces de bruces al suelo, gimiendo de
dolor. Corrimos hacía él, acarreando las armas. Cuando llegamos junto a él, lo
rodeamos y le apuntamos.
-Dos
preguntas, quién eres y qué haces aquí. –Dijo rápidamente Belén.
El
soldado se echó a reír. Cris disparó al aire con su pistola y luego le apuntó a
la cabeza.
-Te
ha hecho unas preguntas contesta, o la próxima bala se alojará en tu gorda
cabeza.
-Soy
el oficial Ramírez. Formo parte de la brigada BRIPAC, llegué hace un día con
unos cinco soldados más a la zona de contadoras. Soy el único que sobrevivió finalmente. Uno de los soldados tenía esa enfermedad, se
volvió loco empezó a disparar contra los demás. Al principio, cuando nos dieron
el aviso, se suponía que esto era una misión de control de evacuación. Yo pertenecía principalmente al batallón de
cuartel general, concretamente en la unidad de inteligencia. Cuando la alarma
de todo esto estalló, nadie sabía nada. Hace unos días me ofrecí voluntario
para guiar a un grupo que venía a explorar esta zona, puesto que soy malagueño.
No voy a haceros daño, ¿tenéis agua?
Cris
le quitó todas las armas que traía (que no eran pocas), Abraham y yo lo ayudamos
a subir hasta la colina donde estábamos nosotros.
-Esto
es...es una barbaridad. Creí haber conocido el infierno pero ahora veo que no
era así. Este es el verdadero infierno.
-Pero
¿qué coño está pasando? ¿Por qué nos bombardean? ¿Por qué no nos evacuan y nos
salvan? –Pregunté desesperado.
-Empezaré
por el principio.
«Más
de 50.000 personas mueren al año, por rabia. Este problema fue el inicio de
todo. Hará algunos años, se empezó una gran investigación, colaboraban países
como Francia, Reino Unido, Finlandia y España. Su principal objetivo era el de
encontrar una cura para la rabia, tanto en animales como para humanos. Al
principio la experimentación solo era con ratas. Se les administraban dosis de
rabia primero y se estudiaba el avance de la enfermedad, estudiando la
sintomatología etc. Tras eso empezaron a administrarle otras sustancias para
intentar encontrar una cura factible.
En
esta búsqueda de la cura contra la rabia, emplearon la administración de componentes
de todo tipo, utilizado en curas de otras enfermedades, sida, cáncer, sífilis,
y otras enfermedades víricas y neurológicas. Crearon así una bacteria una
mutación genética de la bacteria madre de la rabia junto con un componente
extraño utilizado en una cura experimental contra un tipo de cáncer. Les
administraron esto a unas cuantas ratas
rabiosas. Al principio pareció funcionar. Pero al cabo del tiempo se
encontraron con que todas las ratas habían muerto. Sin embargo, tras pasar dos
horas tras la muerte, el resultado fue, que habían vuelto a la vida. Esto era
realmente fantástico, sin querer habían descubierto la “resurrección”.
Analizaron
varias veces la sangre de las ratas, parecía ser, que ya no eran portadoras de
la rabia. Pero su movimiento se vio aletargado, su repertorio de conductas habituales
se había extinguido; en cambio, habían adoptado una forma muy agresiva de
comportamiento. Intentaron de esta forma el mismo estudio pero en perros, para
poder someter a tratamiento a humanos. Se utilizó la misma metodología
experimental que en las ratas, dando lugar al mismo resultado. Al cabo de una
semana, las ratas se habían comido unas a otras y los perros habrían acabado
igual, tuvieron que sacrificar los que quedaban con vida, su agresividad era
demasiada. Sin embargo era una agresividad pasiva, como si su único objetivo
fuese el de morder a los otros y ya está. Los análisis posteriores de sangre
anunciaban que tanto las ratas como los perros no habían regresado a la vida,
sus constantes vitales no existían, y la sangre ya se hallaba coagulada. La experimentación
se canceló con la bacteria BT-65, su utilización se prohibió por el comité de
investigación. No se pudo experimentar en humanos. Aunque el laboratorio
continúo buscando una cura contra la rabia, volviendo a empezar la
investigación desde cero. Se archivó los datos de la BT-65. Más, uno de los
doctores que participaba en ella, no se dio por vencido, pensaba que, si
lograba alterar la cadena de resucitación esta bacteria seria más beneficiosa y
en vez de volver al estado rabioso de vida, volvería a otro sin rabia, de esta
forma pensó que administrándole adrenalina cuando las ratas estaban en periodo
de muerte, revivirían en su totalidad de bienestar.
Por
ello, siguió el estudio clandestinamente en la India. Allí consiguió varios voluntarios
humanos. ¿Sabéis? La creencia sobre zombis en la India está muy extendido...Así
fue como nació la enfermedad allí. Al principio, el doctor no sabía la esta enfermedad
que estaba trasmitiéndoles a las ratas y los humanos después, era contagiosa,
ese fue su gran error. No existe cura alguna pues la enfermedad proviene de una
cura para la enfermedad. Desarrollado una cura fue como se creó esta terrible
enfermedad, todo aquel que esté contaminado, ya está perdido.
Sin
embargo no acaba ahí la cosa. Al principio los altos mandos del ejército y el
presidente, decidieron evacuar a los afectados que aún no tuviesen la
enfermedad, mas, era muy difícil discriminar quien la tenia y quien no, por no
decir imposible. Colocaron una frontera con pequeñas campañas sanitarias para
hacer análisis médicos, y así decidir quién pasaba y quién no. Pero algunos
casos se detectaron fuera y eso fue la gota que colmo el vaso. Decidieron
cerrar absolutamente la frontera. Dejando a toda la población andaluza a su
suerte. Cuando la situación empezó a ser insostenible en las zonas de frontera,
revueltas, alborotos, gente armada contra los militares, contra la policía, decidieron,
atacar no solo a los zombis, si no a la población en general, de esta forma
rápida y eficaz evitarían la expansión de la enfermedad, que, de ser expandida
por el mundo, no habría escapatoria alguna.»
Nos
quedamos atónitos tras escuchar la historia del oficial.
-Ya
mismo se hará de noche, tenemos que buscar un refugio. –Se le escucho decir a
Cris.
Con
las armas a cuestas, volvieron a caminar por el monte, en busca del refugio.
Nadie más volvió hablar, todos iban concentrados en sus pensamientos, dándole
vueltas y más vueltas a la historia que acaba de contar el oficial, “todo aquel que esté contaminado, ya está
perdido”.
Cuando
ya empezaba a oscurecer, a eso de las seis de la tarde, se toparon con un
cortijo medio en ruinas, allí se instalaron aquella noche.
-Estaba
pensando que, podríamos ir donde las contadoras. No quedará muy lejos de donde
estamos ahora, a medio día de camino como máximo. –Propuse mientras estábamos
sentados alrededor de la chimenea de aquel ruinoso cortijo.
-Sí
podríamos hacer eso. –Dijo Abraham.
-Allí
están los demás soldados, no a todos los pudimos matar...al menos dos de ellos
se convirtieron en esos monstruos. –Dijo el oficial mientras Belén intentaba
curarle la pierna.
-Los
mataremos entonces nosotros. –Contesté con rotundidad.
Yo
también me cure las heridas que los escombros por las bombas me habían hecho.
Intentamos dormir algo aquella noche, no sé si los demás pudieron conseguirlo,
yo al menos no. Y eso que llevaba ya unas cuantas noche seguidas sin dormir, pero...cada
vez que cerraba los ojos. Sentía aquel silbido en mi cabeza, aquel sonido sordo
de las bombas estallando junto a mí, los gritos de la gente en la lejanía. No
podía dormir así. Sin embargo, al pasar
las horas...y sin percatarme de ello, me quedé frito.
¿Qué
era eso que estaba notando? ¿Era un sueño? Notaba como si alguien estuviese ahí
junto a él, sería una pesadilla, ya volvía otra vez a soñar con la presencia de
aquellos infectados, por una u otra cosa Abraham abrió los ojos, y se encontró
con una horrenda imagen. Tenía a una infectada delante de él intentando
morderle. Le propino dos fuertes patadas en la cara desencajándole así la
mandíbula, pero ni por esas él zombi dejaba de atacar. La putrefacta mandíbula
desencajada no le hacía desistir en su intento de morderle. A tientas cogió un
cuchillo y le rajo el pescuezo.
-¡Joder
joder! Ha faltado poco –Exclamó con ansiedad.
-Esto
es una pesadilla, jamás se acabará. Si los matamos otros vendrán, y así sucesivamente...ningún
lugar estará a salvo de ellos. –Dijo Cris arrastrando las palabras, con un aire
de desesperanza. Era la primera vez que la escuchaba hablar así– No tenemos transporte
para huir, no tenemos nada. No podemos salir de esta maldita ciudad, ni tampoco
tenemos lugar al que podamos acudir fuera de aquí.
-Ya
lo iremos pensando, vayamos a las contadoras, podemos doblar la seguridad de
aquella zona mientras tanto. –le comenté echándomela en los brazos y
abrazándola con ternura.
Camino
a las contadoras, el oficial empezó a respirar fuerte, no se sabía que le
estaba pasando, era como convulsiones, antes de que la agonía del oficial
llegase al límite, le proporcionamos un tiro en la cabeza.
-Ya
se ha acabado su tormento. –Dijo suavemente Belén cerrándole los ojos.
Le
quitamos sus armas y seguimos el camino. No nos encontramos a más infectados al
medio día llegamos a las contadoras, estaba todo lleno de sangre.
-No
toquéis la sangre por si acaso está infectada aún. –Comentó Belén.
-¿Crees
qué la bacteria seguirá intacta todavía? –Le pregunté dudoso.
-Puede
que sí, es mejor no correr riesgos.
Encontramos
una red de alambres que pusimos bordeando el lugar. No sería suficiente pero
algo, era algo. También tapamos todas las ventanas y puertas con lo que pudimos
amontonamos las sillas delante de ella, y el escritorio.
-Cris,
échate un rato parece cansada.
-No,
si estoy bien no te preocupes por mí.
El
día trascurrió tranquilo, algo inusual en los últimos días.
-¿Qué
día es? –Preguntó Abraham.
-Ni
idea, estoy totalmente desorientada. –Le contestó Cris.
-¡Tal
vez sea navidad! –Añadió él.
-La
navidad es una mierda. No sabes que la inventaron los grandes almacenes es como
san Valentín pero con más frío y lucecitas. –Se metió Belén en la conversación
A
todo esto, David empezó a cantar “Belén
campanas de Belén” y Abraham y Cris se unieron, Belén refunfuñaba pero, al
cabo de un rato se unió a ellos. De la nada Abraham saco una botella de vodka
de su mochila y empezaron a pasársela unos a otros.
-Para
mí, hoy es Nochebuena así que, hay que celebrarlo chicos.
Por
unas horas, no había infectados, no bombas, ni soldados, ni nada...por unas
horas podían experimentar aquello que antaño hacían llamar... «Felicidad».