lunes, 27 de marzo de 2017

Hospital San Julián

Aquel día, aquel oscuro día empezó como cualquier otro, el cielo estaba un tanto nublado, y hacía frío. Abrí despacio la ventana de mi habitación, mire hacia al cielo, vi como una bandada de pájaros negros asolaba el cielo de repente, armando así, un estruendo con su aleteo y ulular. Cerré entonces de un golpe la ventana, me dirigí hacía la cocina para desayunar alguna cosa, aunque no tenía demasiado apetito. La casa estaba a oscuras y desierta, nadie se había despertado aún, al llegar a la cocina encendí la luz, la vieja lámpara tintineo varias veces antes de encenderse por completo. Tome una taza y me prepare un café bien cargado, de pronto la voz de mi compañero me asusto, al verlo suspire, él con una sonrisa pero un poco dormido aún, me dio los buenos días.
–Me has pegado un buen susto, Isaac. – Dije cansada.
–Lo siento, no lo pretendía. Parece que hará frío, será mejor que nos abriguemos. – Dijo Isaac acercándose a mí.
–No hará falta, me arreglaron ayer el coche.
– ¿No te acuerdas? Hoy es la excursión esa, iremos a al antiguo hospital San Julián.
–Puff. Es verdad. No sé porque se empeñaron en ir allí, seguro que no hay nada interesante, no tanto como un hospital en funcionamiento, somos alumnos de segundo... –replique.
–Bueno, voy a despertar a Isabel. Tenemos que estar, allí a las ocho.
Resople, cogí mi bolso y las llaves del coche. –Que raro – una de mis llaves no estaba, era extraño porque yo nunca había perdido ni una llave en toda mi vida, además de que yo era muy meticulosa con esas cosas, y había jurado que esa llave en concreto la tenía allí.
Cuando los tres estábamos listos, nos montamos en mi mini-coupe rojo. Y conduje hacía el campus donde nos esperaban los demás alumnos y profesores. Puse la radio, una melodía lenta y lúgubre retumbaba ahora en todo el coche. La apagué. Al llegar al campus, los profesores nos dieron todas las indicaciones necesarias. Y subimos al bus que nos llevaba al hospital San Julián. Se decía de él, que era un antiguo psiquiátrico, muy famoso en su tiempo, pero que tuvieron que cerrar, por un tipo de problema interno. Como todo, las leyendas acerca de aquel hospital se hicieron cuantiosas. Aquel hospital estaba alejado de la ciudad, una carretera con un dudoso estado, llegaba hasta él. Al bajar, me impresione de la magnitud del edificio, aunque estaba ya, deteriorado por el paso del tiempo. Su fachada era totalmente blanca, o al menos en su día lo fue, la mayor parte de ella estaba sumergida en plantas enredaderas, y un mar de grandes ventanas la adornaban. Al bajarse todos los alumnos, las exclamaciones de asombro se repetían en todos ellos. Al mirar hacía una de las ventanas más próximas a mí, vi una especie de sombra, un poco amorfa, agite la cabeza y mire de nuevo,...no había nada.

Al entrar nos advirtieron de que no nos separásemos del grupo, pues las estancias del hospital eran viejas y las zonas no permitidas podrían desplomarse. Nos enseñaron todo el edificio: el mostrador de información, la sala de espera, la de visitas, algunos quirófanos…Después de una hora llegamos a la segunda planta, donde estaban las antiguas habitaciones de los pacientes. Y las estancias donde guardaban todavía intactos (aunque polvorientos), los documentos del hospital y de los pacientes.
–Bueno, tomaremos un descanso y luego continuaremos la visita. – Se oyó decir a una de las profesoras acompañantes.
Isabel, Isaac y yo, nos alejamos a explorar un poco nuestro alrededor.   Giramos hacía el pasillo de nuestra izquierda. Ese pasillo estaba bastante más desmejorado que el otro, Isabel me dijo que nos marchásemos de allí un poco temerosa, pero yo continué adentrándome en el. Vi una puerta casi podrida, o (poco le faltaba para estarlo), con un pequeño letrero: “Archivos”. Despacio abrí la puerta, crujía un poco, entonces me di cuenta, la estancia en la que me disponía a entrar era la sala de archivos y documentos del hospital. Rodee la habitación y observe con detenimiento mí alrededor, en busca de algo interesante. Sin duda lo encontré, me acerque a un viejo archivador, lo abrí, en su interior guardaba algunas fotografías muy estropeadas, en blanco y negro, a penas podía verse quienes salían en ella. Adjuntos a ésta había un informe:

El paciente presenta paranoia aguda, breve trastorno de la personalidad y de la realidad. Altamente agresivo, y debido a ello deberá ser retirado a una habitación aislada de todas las demás, solo personal autorizado podrá acercarse a él.
Las pruebas que se realicen quedaran a cargo del doctor Hernández.

Todos los demás documentos hablaban de los síntomas, pruebas y avances del paciente.
-Venga, vayámonos de aquí. -Me dijo agitada Isabel.
-Espera un segundo. –Dije.
Guarde los documentos, en mi bolso. Y nos fuimos donde estaban todos los demás. Cuando llegué me despiste y gire hacia otro de los pasillo, cuyo nombre aparecía en uno de los documentos, Isaac me siguió.
-¿A dónde vas? -Me preguntó intrigado.
-Quiero ver la habitación de ese paciente. – Dije.
-Estás loca, puede caerte una viga encima. Volvamos junto a Isabel. – Dijo él, agarrándome de la mano.
-Vete tú, yo me quedo. – Le respondí secamente soltándome de sus calurosas manos.
-No pienso dejarte sola.
Ambos continuamos andando por lo antiguos pasillos del hospital, solo podía escucharse el crujir de nuestros zapatos, y una por una las gotas que caía de un vieja tubería rota.  Tras un rato llegamos a otro pasillo, este estaba con una reja y asegurado con un candado. Isaac cogió una de las tuberías y propinándole un golpe lo rompió, y ambos entramos. Aquella parte era extraña, parecía mucho más cuidada que los otros pasillos, y  más extraño aún era que no tenía ni una sola ventana cuando todas las demás estaban inundadas por ventanas y más grandes ventanas. Recordé que me dijeron una vez, que ese hospital tenia tantas ventanas como días tenia el año. No puedo explicar exactamente lo que sentí allí, pero un escalofrío acompañado con un mal presentimiento me recubrió todo el cuerpo, más no me paré, seguí adentrándome en el pasillo, una voz me incitaba a ir, aunque sabía perfectamente que algo no muy bueno guardaba tras el.
No sé muy bien cuantas vueltas di por aquel tenebroso pasillo, junto a Isaac; pero no debieron ser pocas, finalmente vi como un haz de luz pasaba por la rendija de una puerta. Isaac y yo intercambiamos miradas de extrañeza, y yo me acerque un tanto temerosa hacía el haz. Me pare un instante, Isaac me alcanzo, me dijo que era la hora de irse de allí, hice caso omiso a sus palabras y continué. El asustado me agarro la mano, pero yo rechazándola adelante unos pasos y posé mi oreja sobre la sucia puerta. De pronto ésta se abrió, y yo caí al suelo de espaldas del susto. La imagen que se nos abría a Isaac y a mi, era extremadamente horrible.


Y sin saber como quedamos atrapados en aquel oscuro y maldito hospital, y nadie nunca supo nada más de nosotros. 


Por todos esos días de campo que pasamos junto aquel psiquiátrico.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Angels


Para la canción que da titulo a este relato y me dio la inspiración para escribirlo.

Una vez casi se golpeo él mismo los oídos, “prefiero estar sordo antes que escuchar lo que escucho” me decía. Y digo casi porque yo se lo impedí, recuerdo perfectamente aquel día fatídico.

Aquel día Ángel llamó a mí casa, muy nervioso, le pregunté que le pasaba. No quiso decírmelo. Solo me preguntó si podíamos quedar dentro de una hora en el mismo sitio de siempre, aquel oscuro parque. Tenía una gran preferencia por la oscuridad
En realidad lo entendía, lo entendía perfectamente. Él no tenía apenas amigos y yo era su mejor amiga, aunque siempre me repetía una y otra vez que su mejor amiga y aliada era su guitarra. Con ella pasaba la mayor parte del tiempo. También decía que su mejor amigo era mi piano. Suena raro decirlo, mientras los demás se iban de botellón o de fiesta, nosotros nos encerrábamos en mi garaje...a tocar; así pasabamos las tardes...los días. A veces entre canción y canción me contaba que querría compartir su don con la humanidad, pero que sintiéndolo mucho por ellos, no podría. Alguna que otra vez lo había visto llorar mientras tocaba. Nunca quise preguntar. No quería incomodarlo. En esos momentos optaba por el “silencio” y dejaba que nuestra música hablase por nosotros. 
Ahora que lo pienso, nunca me dijo como había conseguido aquella guitarra, no se la habían comprado, pues el nunca pedía nada a su tío, ni a sus primos. Creo recordar que me comentó algo de que había estado trabajando para comprársela, pero no me dijo en qué, ni cuando fue eso, lo único que sabía es que esa guitarra era su pertenencia más valiosa y que siempre se aferraba a ella, ni siquiera salía a la calle sin ella. Un día le pregunte por qué siempre la llevaba, me contestó que sin ella, él no seria él. 
Sus padres murieron nada más nacer, o al menos eso me dijo. Vivía con su tío y su primo, de treinta años. Su tío era ex-presidiario, hacía dos años que había salido de la cárcel, en parte ese era uno de los motivos por el que no tenia muchos amigos, su familia inspiraba miedo, él sin embargo inspiraba pena, y por esto el no hablaba con nadie que no fuese un profesor, yo u otro chaval del instituto, que le acompañaba a veces a su casa. Pff su casa, creo recordar que fui solo una vez, y desde entonces Ángel me dijo que no fuese más allí, y yo tampoco es que lo quisiera. Era un piso grande, o al menos en comparación con otros lo era. Tenía un aire moderno, y  a la vez muy dejado. Yo sabía al igual que Ángel, que todo el dinero que entraba en esa casa, era dinero negro, de sucios negocios de su primo y de su tío. La habitación de Ángel sin embargo era muy pequeña, solo tenía una cama, una pequeña cómoda donde guardaba su escasa ropa, y arriba de esta una librería impregnada de libros usados, que su primo menor, “el Juan” le regalaba cuando terminaba de leerlos.

Juan era el único de la familia, que tenia un trabajo “honrado” aunque no ganaba gran cosa pues solo le pagaban la voluntad, era medico, y lo único que hacía era ayudar a los que no podían permitirse algún tipo de terapia o cirugía, el tío de ángel le había construido una clínica publica, al igual que su carrera, todo pagado a base de dinero negro, pero al menos ese era el único que ayudaba a otros, y así se libraba de vivir en aquella casa, Juan vivía en una de las plantas superiores de la clínica, y a veces Ángel se escapaba de su casa para acudir a su otro primo, la mayoría de la veces era para que le curase las heridas que su tío o su otro primo le habían hecho. Este era el único por el que sentía un poco de simpatía, y era este el que le regalaba todos los libros, la ropa y prácticamente todo, pues solo de él aceptaba dinero. También tenía un pequeño escritorio, con una lámpara, me sorprendió mucho el ver que eso era lo único que alumbraba su habitación. Además de tener las paredes pintadas de negro y llena de pósters de grupos de rock y famosos guitarristas. Ese día vi algo traumático, que con mucho que quiero olvidar, nunca olvidare, vi como su tío le daba una brutal paliza, aunque yo al intentar impedirlo también recibí mi parte. Desde entonces no volví más a aparecer por su casa. Cuando llegué al parque, vi a Ángel vestido de negro, para mi sorpresa no tenía su guitarra. Entonces le pregunté que le había pasado, y el se hecho a mis brazos, sin decir nada. Entendí en ese momento que algo muy grave debió haber pasado, pero ¿el qué? Al rato me dijo con una voz muy quebrada, “no soy yo, necesito ser yo”, empezó a balancearse, le costaba respirar, le pregunté si estaba bien, si querría que lo llevase a la clínica de Juan, me dijo que no, que no podía verlo, no en ese momento, fue entonces cuando todo paso muy rápido sin darme cuenta, Ángel cogió una especie de artilugio y se propino así mismo un golpe en el oído -“ESTAS LOCO” dame eso- le dije, hubo un forcejeo, pero finalmente conseguí arrebatarle el artilugio y lo tire al lago que había cerca de nosotros. Posteriormente le lleve a la clínica de Juan, el le curo y preguntó por la guitarra pero no contesto, le dijo que guardara reposo, pero que no perdería del todo su oído. Entonces fue cuando hablo y nos contó que su tío le había quitado la guitarra, Juan furioso salio de la clínica, lo ultimo que supe de el fue que le devolvió la guitarra a Ángel, y acto después estábamos en su funeral. Nunca quise preguntar que ocurrió. Desde ese día Ángel estaba más apagado. Había perdido un 60% de su oído izquierdo. También desde aquello, raro era el día que Ángel no estaba herido de alguna forma. Le repetí mil veces que se marchara, pero no podía. Un día en el garaje me atreví a ponerle mi voz a una canción, era la de “Angels” de Within temptations.  Y fue ese mismo día el más feliz para Ángel, ya que un joven nos escucho, le preguntó a Ángel si quería tocar para él. Él acepto.


Ese día comprendí que los milagros existen. En dos años se convirtió en un gran guitarrista. A veces me mandaba desde el extranjero pases VIP para sus conciertos. Solo lo vi una vez, y lo vi muy feliz, rebosaba de felicidad, y fue la ultima vez que lo vi, desde ese día solo hable con el por cartas, le dije que así era como quería recordarle siempre rebosante de felicidad, después de unos años, su nombre dejo de sonar, y no supe nada más de él, pero aún conservo su recuerdo en mi memoria, el recuerdo de su rostro rebosando de felicidad. 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Definición de Amor


Alguien me pregunto una vez, -¿y tú que piensas del amor?- yo indiferentemente acerca de esos temas le conteste:

«El amor es algo que viene algo que va… que se pierde y se gana a la vez con el tiempo. Es algo efímero, y relativo, a veces el amor se convierte en odio y el odio en amor… es algo raro que nadie entiende, algo que te lía la mente y te confunde, hace que en vida puedas morir, y algo que después de todo te hace revivir, decir amor es decir contradicción, es ligar palabras contrarias en un mismo sentimiento, como es la alegría y la tristeza. Hay pocas veces en los cuales es sincero y te hace sentir… algo inexplicable, pero cuando no lo es (la mayoría) te destruye el alma profundamente» A lo que mi interlocutor sorprendido contesto.

-Estoy sorprendido de cómo defines el amor, pero te diré que es lo que pienso yo, si no te importa…

«El amor es algo que te llega de la noche a la mañana y hacia la persona de la que menos te lo esperas…es algo muy profundo, que se cuela en tu corazón, que a veces duele cuando te lo rompen pero siempre habrá otro que te lo repare de un solo golpe,  a veces sientes amor por abrazos que te arañan el corazón, o tu alma se desgarra por sentir este amor hacia alguien que ya lo consiguió y al verla con otro esta escena te hace sentirte muy pequeño pero cuando eres tu el que abrazas a esa persona que amas… te engrandas enormemente, Una droga que al probarla no puedes dejarla, una espiral que te arrastra asta el fin… es algo maravilloso, delicado y hermoso, da igual que se de entre razas o entre personas del mismo sexo, siempre es perfecto. Algo que enloquece y entusiasma, que te cura aunque a veces también mata, hay veces que se vuelve tu peor enemigo pero no hay nada mejor para ello que el olvido, aun así el amor es indestructible, pues siempre estará la huella de eso que nos hizo feliz, olvidando solo lo que nos hizo sufrir… a veces es tanto el amor que se siente que te duele al reprimirlo por eso nunca se debe hacerlo…te ayuda a comprender y aprender de errores que cometiste… amor es arriesgarse por aquello que amas»

Al igual que el me quede sorprendida de sus argumentos aunque tanto el como yo sabíamos que las dos definiciones estaban muy bien. Al ver mi rostro el continuo.

-Sorprendida ¿no? He dado una larga lista de porque es tan bueno… ahora respóndeme si tiene tantas cosas buenas ¿por que las personas lo rechazan?

«Es fácil, por eso que yo he dicho, por que es algo a veces fugaz, que cuesta olvidar, algo que si sale mal, duele mucho curar, duele mucho reparar…  A veces el miedo se hace con tu corazón, y este se cierra a cualquier tipo de amor, a veces tiene miedo de sentirlo… a veces tiene miedo de herirlo, a veces tiene miedo de no poder controlarlo y otras veces el miedo combate con un gran aliado, “la duda” que te abrasa y perdura, te araña e inunda, te ahoga poco a poco en un mar de dudas…de posibilidades, contrariedades, preguntas… te envía a un bosque con infinidad de salidas…hace dudar de si es amor o no, y si será por siempre o no. Tienes miedo a caer en ese laberinto sin salida. Otras veces juega con la tentación, que se pone frente a ti, para que recaigas sin razón… tantos líos y revuelos se halla en el corazón después de probar eso que dices del amor…. ¿Con todo esto aun sigues preguntando por qué lo rechazan? »

-Mmm la gente es demasiado delicada.

-El amor es demasiado complicado y las personas demasiado vagas…



jueves, 9 de marzo de 2017



“Pero cuando todas las estrellas fueron desapareciendo poco a poco, y todas las luces que cegaban la visión, se disolvieron en un pequeño apagón interior, sin nada más que oscuridad, sin ningún cuerpo que divisar, en medio de toda esa oscuridad, tal vez nuestra alma, deje paso a nuestras dudas, a nuestros miedos, a nuestros secretos;  cuando nadie puede ver las lágrimas que desraman por nuestras mejillas, cuando son los sentimientos y no la razón la que domina tu cuerpo, ira, alegría, dolor, tristeza o simplemente ganas de gritar... ese instante en el que eres capaz de volar, donde puedes sentir paz en medio de todo el ruido...donde los recuerdos no atormentan y los sueños pueden hacerse realidad... Es en ese momento, en donde podemos ser quienes somos de verdad...”  

Ataque Arácnido


Mientras estábamos en una maravillosa clase de Física en el instituto, entre energías, y formulas, un alumno perspicaz diviso una masa difusa que acechaba despacio por el techo, encima de las cabezas inocentes e incrédulas de los alumnos que fascinados por la lección,  no se había percatado sobre esta masa difusa.  Cuando el alumno perspicaz le comento la extraña presencia a otro, este dio la voz de alarma, y entonces fue cuando cundió el pánico entre los miembros del aula. La masa difusa poco a poco se hacia ver, dejando paso así a su verdadero aspecto: el de una extraña y maléfica araña de características repugnantes. Esta criatura sin percatarse si quiera de que su presencia había causado un trastorno en la clase tan inmenso. Iba cada vez mas despacio recorriendo el blanco techo, y posándose así sobre la cabeza de una de las alumnas, la cual horrorizada por este ser, no paraba de agitarse y gritar: “mátenla” algunos chistosos reían, otros hacían caso omiso (como el profesor) de este casual ataque. Gritos de una extremo a otro se habían esparcido por todo el aula, algunos valientes intentaban con artilugios rudimentarios acabar con la araña, pero sus dotes atacantes era más complejas que estos simples artilugios. Todo intento fue en vano pues la araña estaba tanteando el terreno y ya le había echado el ojo a esta alumna, a la cual investigaba para hacerla presa, aunque ella muy aguda, intento alejarse para que sus oscuras trampas no funcionasen, al ver que la joven aterrorizada pero a la vez, gracias a sus tácticas de alejamiento consiguió que “la masa difusa” siguiese su camino hacia otra presa…

¿Quién seria el/la que derrotara la araña? -me preguntaba yo, que expectante analizaba el recorrido de este “ente” que vagaba ahora sin rumbo, al igual que yo, otro de mis inteligentes compañeros, analizaba y trazaba un plan para combatir este ser tan horrible y repugnante que alteraba el orden de nuestra querida clase.
Y así entre nuestras miradas asesinas que la acechaban la araña cohibida finalmente huyó, y no volvió jamás.


 Para Rubén y Ángela, así como los demás compañeros de aquella aventura.


jueves, 2 de marzo de 2017

Instante


Nunca sentí envidia de nada, pero una vez reflexionando me di cuenta, de que habría algo por lo que si sentiría envidia, aunque es algo insólito aún, pero envidiaría sin duda, al ser que fuese capaz de obtener instantes. Seria tan perfecto y agradable poder hacerlo, poder capturar esos preciados instantes que tanto nos vuelven locos a nosotros los humanos.

A veces, al mirar a una persona desearía capturar el instante en el que su sonrisa se ve más radiante y linda, a veces desearía capturar el instante en el que su mirada emite ese brillito de viveza, de felicidad que tanto me embriaga. Desearía poder revivir aquel instante de la primera vez que la vi, en aquel rincón del triste pasillo. Capturar ese instante en el que tu abrazo se ve más cálido, el instante en el que tus labios rozaron por primera vez los míos, o el instante en el que esa sensación recorría nuestro interior.

Aunque la duración de esos instantes puede ser variable,  a veces desearía detener el instante en el que me enamoré, o el instante en el que el sol acariciaba mi rostro mientras yacía tirada en la playa. O simplemente el instante en el que mis amigos ríen a carcajadas, o el instante en el que lloraban rebosantes de felicidad. 

Sería magnifico sin duda el poder capturar algunos de esos instantes... capturarlos y dejarlos guardados en una pequeña cajita en el que no pudiesen escaparse ni borrarse.
En el que los tendríamos siempre ahí para poder observarlos, tocarlos, acariciarlos o revivirlos cuando quisiéramos.

Sí, sin ninguna duda envidiaría y anhelaría tener algo así, pues... sería tan doloroso el saber que alguien pudiese capturar un instante, mientras yo los hundo en mi memoria, mientras yo los recuerdo lejanamente dentro de mi cabeza. Cuando yo solo puedo observar escasamente su sombra tras mi ser. Ese alguien podría disfrutar de ellos, los experimentaría una y otra vez a su placer, sí, realmente es algo por lo que tenerle envidia no sería discutible.













El baúl de los sueños


A veces cogemos nuestros sueños y los guardamos en un baúl, tristes pensando que nunca se nos cumplirán, y dejándolos como algo que nunca sucederá. El tiempo pasa y pasa y allí seguirá el baúl, un día después de mucho tiempo, haciendo limpieza personal descubrimos ese viejo baúl, casi no nos acordamos de que es, y movidos por la curiosidad lo abrimos descubriendo así, todos nuestros sueños, pensamos como pudimos olvidar todo aquello, como fuimos capaces de apartarlos y de encerrarlos. Y movidos por la añoranza y por ese entusiasmo del recuerdo, intentamos por todos los medios conseguir realizarlos.

¿Será que al verlos recuperamos la fuerza del principio? ¿Será que ahora que tenemos el poder de hacerlos no queremos perder la oportunidad? O simplemente ¿Se trata de volver a revivir un recuerdo pasado? ¿Será que solo queremos volver atrás en el tiempo?

Sí es posible....

Sin embargo, cuando vemos nuestro sueño cumplido tras todo esto, podemos admirar que no es la misma satisfacción, es más casi no nos produce alegría, si no el recuerdo, o el pensar lo felices que hubiésemos sido, si lo hubiésemos conseguido en aquella época.
Ya no es lo mismo, al enterrarlos y volverlos a desenterrar... los sueños al igual que las cosas solo nos produce nostalgia, y la escasa felicidad que eso conlleva.

Por eso, amigos y demás que me leen, es mejor llevar los sueños siempre con nosotros, aunque no podamos cumplirlos es mejor dejarlos siempre en nuestros pensamientos, en nuestra mente, en nuestro futuro y presente, es mejor pensar que algún día podrás conseguirlo y que ese día estará cerca. Es mejor no dejar de luchar por ellos, y así cuando pasen los años, cuando pase el tiempo y podamos cumplirlos, los cumplamos, obteniendo así la felicidad que conlleva el haber cumplido el sueño no de nuestra juventud, si no el sueño de toda una vida.