martes, 27 de junio de 2017

Enfermedad

La verdad es que era pequeña para entender tanto el mundo de su alrededor, como el mundo interno. Carlota a sus nueve años no entendía lo que le pasaba; era un mar de dudas, cómo otros tantos en su lugar. A veces, en la radio, la televisión, en la calle o en boca de personas importantes y no tan importantes, había escuchado que aquello que crecía en su interior era tan solo una horrible enfermedad. Inocente, no quería que los demás pensaran que estaba enferma, y quiso ocultarlo, quiso enterrar aquello que salía de su corazón, aunque a veces pensaba que era solamente su razón cegada por esa enfermedad y/o desviación a la que los adultos siempre hacían referencia.

Con el tiempo, Carlota fue creciendo e infomándose de lo que le pasaba, buscó por internet y encontró que había psicólogos que trataban a gente con ese problema -Ella no quería ir a ningún psicólogo- también encontró que había países que hasta penaba “aquella enfermedad” y que no solo lo penaban con cárcel, si no que hasta con pena de muerte...

En su hogar pocas veces se habla sobre el tema, sin embargo, en la calle, en el colegio, lo que Carlota oía es que esa enfermedad era contagiosa. Ella no quería contagiar a nadie y siendo consciente de lo que hacía decidió callar por miedo, todos los sentimientos que afloraban en su interior. No sabía por cuanto tiempo pero era la única solución coherente en aquel momento. En realidad la aterraba esa situación, sentía un fuerte miedo al rechazo, de su familia y de sus amigos, de la gente de su alrededor en general. Quizá reprimiéndolo desaparezca, pensaba a veces Carlota.

Un día paseando con sus colegas, Carlota vio una pelea. Estaban agrediendo a un chico que tenía su enfermedad o eso le gritaban. Sus colegas echaron la vista hacía otro lado y siguieron hacía delante. Ella se quedó un instante mirando al joven, en su interior un aura de tristeza le golpeó fuertemente. ¿Qué podía hacer? Simplemente siguió de largo cabizbaja, empezó a sentir más vergüenza por eso que por tener esa supuesta enfermedad. Sus colegas empezaron a decir que ese joven se lo tenía merecido. Carlota callaba pero su interior estaba destrozándose a cada paso. Al llegar a casa intentó olvidarlo. A veces, odiaba tanto todo aquello que poco a poco se fue abriéndose una oscuridad en su interior.

Numerosas ocasiones fueron erosionando el ánimo de Carlota, quizá la que más le dolía era cuando los protagonistas eran su familia. En esa ocasión un tío suyo conversaba tranquilamente acerca de esa enfermedad: "Ojala pudiese diagnosticarse antes de nacer...quién tendría un hijo enfermo, quién querría un hijo así..." 

Las palabras la golpeaban incluso más fuerte que la violencia física. En silencio, se fue rápidamente de allí. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Carlota comenzó a llorar.

Con el paso de los años Carlota empezó a sentir que no podía sostener más aquella situación. Sintió que le daba igual si aquello que habitaba en su interior era tildado de enfermedad, y se dio cuenta reflexionado que era imposible que lo fuese, quizá era el mundo el que estaba equivocado, quizá era el mundo el que estaba enfermo. ¿Cómo podía ser posible que la gente expulsara tanta violencia sobre alguien que solo sentía amor en su interior? Algunos mayores que ella conocía hablaban de que solo era vicio, pero...imposible, aquello que anhelaba salir de su interior crecía dentro de ella desde mucho antes de conocer cualquiera de esos términos. Estaba tan dolorida por el paso del tiempo, por el mundo en el que vivía, ¿era realmente posible que algo tan profundo, bello y noble como los sentimientos que albergaba en su interior fuese tan dañino para la sociedad? No podía comprenderlo. Ella a la cual se le había educado en la fe, ¿cómo su Dios podía castigar a alguien tan bueno e inocente? Era imposible.

Había un recuerdo clavado en su memoria. Un día de tantos que pasaba en el instituto, Carlota vio como maltrataban e insultaban a Andrea, la chica por el cual todos estos sentimientos habían ido deslizándose desde su corazón hacía su alma. La rabia que desembocó en su interior esa imagen fue tremenda. De repente, Carlota se abalanzó hacia los agresores y por primera vez en toda su vida se metió en problemas. Como era de esperar los profesores llamaron a su casa, nadie comprendía como una chica como Carlota se había metido en peleas siendo una alumna excelente como era. Ella le explicó a sus padres el porqué y por primera vez en su vida ellos la apoyaron. Entonces más que nunca sintió que aquello que llevaba tantos años ocultando por temor y vergüenza no tenía motivos para esconderlo, que aquello que la invadía por dentro no era una enfermedad. Y se dio cuenta de que una parte de su interior llevaba razón, todos y cada uno de los sentimientos eran una reacción natural y hermosa.

A partir de aquello Carlota quiso romper con el mundo que se había creado por culpa de aquellos que no la entendían, liberó esa oscuridad y esa tristeza que la asolaba para darle hueco a su verdadero yo. Ese mismo día le confesó a Andrea lo que sentía por ella. Para su sorpresa Andrea también sentía lo mismo por otras chicas y en ella encontró una gran amiga y una gran cómplice. Andrea le contó a Carlota sus vivencias respecto al tema, en su gran mayoría desdichadas por no haber ocultado nada desde dónde su memoria alcanzaba. Le contó como algunas veces era maltratada por su condición, año tras año siendo insultada y discriminada. Sin embargo, también le contó como a pesar de eso, había luchado con fuerza por hacer entender al mundo lo que ahora Carlota entendía también. Con el paso del tiempo, Carlota se convirtió en pareja de Andrea, sus padres la comprendieron y sus allegados lo entendieron. Mentirían si dijeran que no hubo algún receloso que no lo hizo, sin embargo, fue a este al que miraron como a un enfermo, poco a poco todo su alrededor entendió que la verdadera enfermedad era la de aquel que veía odio y repudia dónde solo crecía amor. 
  












miércoles, 14 de junio de 2017

Velocidad Límite


El semáforo se puso en ámbar. Despegué el pie del acelerador y finalmente frené totalmente mi automóvil frente al semáforo color rojo. Mi equipo de música de alta calidad estaba puesto a tope, Tamborileé con las manos en el volante impaciente que el semáforo tornase de nuevo al verde al son de mi equipo de música de alta calidad, puesto a tope. Aceleré en cuanto lo vi cambiar.

La velocidad fluía por mis venas, la adrenalina correteaba por mi interior disparándose al máximo, giré a la derecha y tras unos kilómetros me desvié hacia la autopista. Cada vez le daba más caña al acelerador; casi podía sentir la impecabilidad con la que el automóvil se deslizaba por el asfalto, incluso me parecía estar volando sobre la carretera. Mi pie no se despegaba del acelerador. Sin embargo, "Joder, que lástima" ya se había acabado el tramo de autopista y debía aminorar la velocidad. Entré de nuevo en la ciudad, aparqué, apagué el motor y me baje del auto. Empece a caminar por la acera. En mi interior había aparecido una agujero de lástima que empezaba a expandirse...no veía el momento de volver a conducir, de volver a sentir aquella sensación de superioridad, la de ser un dios del asfalto. Ninguna droga podía satisfacerme del mismo modo en el que lo hacía la adrenalina de poner frente al volante.

La espera no duro demasiado. A la mañana siguiente volví a conducir. Era una mañana un poco nubosa, quizás llovería. Pero...a mi el tiempo no iba a impedirme someterme a mi dosis diaria de velocidad. Me dirigí por tanto hacia perfecto deportivo tuneado. Podía alcanzar velocidades insólitas, quizás incomprendidas para el resto de la sociedad y las autoridades. Como el día anterior volví a coger la autopista esta vez hacía otro destino un poco más largo; de nuevo como ayer y como otras tantas veces, la adrenalina afloraba de mi interior, recorriéndome las venas y haciéndome sentir invencible. Había una extraña fuerza ajena a mi que me impedía soltar el pie del acelerador, quizá fuese esa sensación eufórica, ese chute de vida.
130...150...180...220... 

Tras unos minutos comenzó  a llover de una manera descomunal. Tal vez debía aminorar la velocidad sin embargo, aún quedaban unos cuantos kilómetros para que la autopista acabase, así que no lo hice. Pero la autopista terminó y seguí sin aminorar la velocidad, entre una vía cuya señal marcaba cien kilómetros por hora, yo iba a doscientos en aquel momento.

Y entonces, pasó lo que tarde o temprano debía pasar. Dichosa hora en la que no bajé la velocidad, dichosa hora en la que perdí el control de mi auto. Dichosa maldita hora en la que invadí el carril contrario impactando fuertemente contra un turismo que venía de frente. Reventé completamente aquel coche. Recuerdo el estruendo, el golpe sordo del metal, mi cabeza dando vuelta o siendo mi deportivo quien las daba...en aquel momento había dejado de ser dueño de mi propio cuerpo. Jamás olvidaré la forma en la que parecía estar flotando sobre el accidente. ¿Sería quizás que estaba a las puertas de la muerte? No podré olvidar nunca el rostro fugaz de esas personas cuyas vidas mi velocidad les había arrebatado en un segundo. Sus rostros mustios, sus sobrecogedoras miradas debatiéndose entre la vida y la muerte; la ira que pudieron sentir hacía mi, y la pena. En un instante me había convertido en un homicida involuntario de tres personas inocentes.

De pronto había ruido, mucho ruido, ajetreo, luces cegadoras, la desconexión, y de nuevo otra vez ese montón de personas desconocidas con batas blancas. Volvía otra vez frente a la oscura puerta del mundo de los muertos, dónde quizá me estarían esperando aquellas vidas que hacía algunas horas había segado fulminantemente. No obstante, el destino me tenía preparado un castigo, lejos de la muerte. Aquella tarde lluviosa, robe tres vidas y dejé huérfano a otra, yo acabé con las piernas amputadas y multitud de cicatrices. Jamás podré volver a probar aquella droga de la velocidad. ¿Era un conductor imprudente? Lo más seguro es que sí, en esa pompa de falso control, en mi mente yo era un conductor excelente. sin embargo, finalmente esa adicción acabo siendo mi perdición.


jueves, 8 de junio de 2017

Para los organizadores del Rol: Sucesos Paranormales


*Atención: Esta historia está destinada a la recreación de los hechos ocurridos para una partida de rol en vivo, y si pretendes jugar, (pincha el enlace del juego Partida Sucesos Paranormales ) debes saber que estos datos son desconocidos por los jugadores y que solo el/los organizadores del juego pueden saberlo.


HISTORIA SOBRE LO OCURRIDO

Corría el año 1849, la guerra contra México había terminado, sin embargo, algunos de los sangrientos combatientes aún tenían ganas de sangre y tortura. Un ejemplo de estos personajes fue el duque de Chesterfield, quién tras volver de la guerra a su mansión, torturó y violó repetidas veces a su esposa. Una de esas noches el pequeño hijo del matrimonió presenció las atrocidades que su padre le hacía a su madre. Cuando el duque se percató de la presencia de su hijo, y continuando con su espectáculo sangriento y grotesco, mutiló los genitales del pequeño (de tan solo 9 años); con las pocas fuerzas que le quedaban a la madre, cogió uno de los revólveres que guardaban en la casa e intentó pegarle un tiro a su marido, pero falló y este la remató con un hacha. El duque escondió en alguna parte el cuerpo de su esposa junto con el hacha. El chico, traumatizado por el horror presenciado y el dolor físico que sentía, envuelto en sangre y lágrimas, fue corriendo a coger el revólver y le pegó un tiro más certero a su padre en el corazón, en su último aliento maldijo la casa, a su hijo y a su mujer, y juró que sus almas jamás se encontrarían.
Cuando el capataz  de la finca descubrió el horror, enterró el cadáver del duque en el jardín y lo limpió todo. Crió al hijo heredero y se traslado a la mansión con él y su propia familia. Chesterfield junior cavó mil fosos y buscó a su madre por toda la finca…pero jamás encontró su cuerpo para darle sepultura. Con el paso de los años se dio por vencido y el joven duque junior de Chesterfield empezó a desarrollar un trastorno psicológico derivado del trauma en su infancia, por lo que empezó a desenvolverse en prácticas extrañas, en un vano intento por suplir su ansia sexual y el odio hacia su padre y la pena por su madre. Secuestraba a chicas de la aldea cercana a su mansión, más tarde las asesinaba. Almacenaba los cadáveres en la pequeña casa del capataz de su finca (ahora que estaba abandonada), muchos de estos crímenes y desapariciones fueron achacados a la guerra civil estadounidense (1861-1865) por lo que el pequeño Chesterfield nunca fue acusado. Tras su muerte en 1910, las propiedades quedan en manos del capataz. Empiezan a correr leyendas sobre la mansión Chesterfield, “se dice que la casa atrae a la maldad…o es la maldad la que crece en la casa…”; esa casa maldita…trastorna a todo quién la habita. Se escuchan los llantos de la duquesa, los gritos de su hijo mutilado atormentado por ser preso de aquella casa.

En 1929, con el crack de la bolsa, el hijo del capataz pierde las propiedades y pasan a ser del banco. Con el paso del tiempo y los terremotos, la mansión Chesterfield quedó en el olvido, sin embargo, no pasó lo mismo con la casa del capataz, restaurada (aunque manteniendo los viejos cimientos, y el sótano en su totalidad) en 1935 por un comprador anónimo líder de una secta satánica. Por dicha secta se continúo el legado de crímenes y torturas. En 1947, las autoridades desmantelan la secta (se encuentra que todos los miembros se han suicidado) y la antigua casa del capataz queda abandonada sin dueño.  En los periodos comprendidos entre el 1950-1974 ha servido como refugio de nazis que según los datos…torturaban a combatientes de la guerra fría en busca de información. En 1985, la casa es comprada de nuevo por una familia, nuevamente un crimen atroz tiene lugar en la casa apodada por los alrededores como «Awful House» o «Raging Hall». La casa fue subastada por poco precio en 2008. En la actualidad el propietario la alquila en fines de semana y periodos vacacionales.



Para romper la maldición lazada por el diabólico duque, hay que reunir los restos de madre e hijo, y liberar las muertes de todas las almas enterradas allí.

1-      Hay que encontrar las cenizas de Chesterfield junior.
2-      Encontrar los restos de la duquesa y reunirlos con la tumba de su hijo.
3-      Así se liberaran todos los espíritus atrapados en la casa y el mal que cierne sobre ella. 

Desarrollo juego de rol en vivo

Juego de Rol en Vivo para Halloween: Sucesos Paranormales 

La ambientación de la partida está situada en California, un grupo de amigos deciden alquilar una casa el fin de semana para reencontrarse (puesto que cada uno estudia en una universidad diferente) y celebrar juntos la fiesta de Halloween. En lugar exacto no aparece en el maps ni el GPS del coche; llegarán a su destino gracias al mapa que les venden en la última gasolinera antes de dejar la civilización, muchos kilometros los separaran de esta hasta llegar. Conforme van llegando la cobertura se va perdiendo (normal, la casa está perdida en medio de un monte). Cuando llegáis, a pesar de que la casa tiene un toque anticuado, y hay numerosas fotografías antiguas por todos lados, os resulta genial para hacer allí la fiesta de Halloween más prometedora de todos los tiempos. Cuando el casero le dio la llave a Max solamente le pidió que no alterasen el orden de los objetos de la casa...El grupo se instala el día antes y se distribuyen por las habitaciones de la casa.

Breve guía de los personajes*:

Edwar: De Sacramento (California) íntimo amigo de Lilly, con la que fue al mismo instituo. Ahora ella y él están en la misma clase de la universidad de Berkeley. Allí conoció a Ethan. Su familia es adinerada y muchas universidades reclamaban su expediente, finalmente fue a Berkeley por Lilly. Es un chico extrovertido y agraciado, le gusta estar rodeado de gente e ir a fiestas. Su hobbie es leer sobre cosas paranormales y los sucesos extraños te llaman la atención.

Lily: Amiga de Edwar desde el instituto en Sacramento, va a la universidad de Berkeley y esta en la clase de Ed. Allí conoció a Ethan, al novio de este y a Em (de la que se enamoró a primera vista), es una tía rebelde y pasota, le encanta dibujar y leer, no crees en absoluto en lo paranormal y piensa que estar en la fiesta es una oportunidad para conquistar a Emily. 

Emily: Estudia psicología en la universidad de Berkeley junto a Jack, su mejor amigo desde el instituto en Santa Rosa. Estudia en Berkeley con una beca por tus altas notas. En el instituto estuvo saliendo con Matt al que actualmente considera como un hermano. Es entusiasta y alegre, le chifla halloween y preparar fiestas escalofriantes, es la "empollona" del grupo. También juega en el equipo de hockey de la universidad. 

Ethan: Estudiante de Lengua y Literatura en la universidad de Berkeley, dónde conoció a su actual pareja, y a sus dos mejores amigos: Lily y Edwar. Es de San Francisco pero su familia no tenía demasiado dinero como para estudiar allí. Es divertido, solitario y "buena gente" pide a Jack invitar a sus amigos el finde. 

Jack: Estudiante de psicología de la universidad de Berkeley, pareja de Ethan, al que conoció en la universidad. Es de Santa Rosa, California, conoció a su grupo de amigos en el instituto. Persona algo retraída, no se lleva bien con Candy, y Em es su mejor amiga. Amante de las series y la música. Muy independiente. 

Max: en el instituto de Santa Rosa, era el chico más popular y capitán del equipo de baloncesto.Conseguió una beca deportiva para estudiar derecho en la universidad de Berkeley. Allí sigue siendo el capitán del equipo y pertenece a una hermandad. Mantiene su noviazgo con su novia del instituto -Rebeca- estás perdidamente enamorado.Su mejor amigo es Matt. Es idea suya la de pasar el finde en una casa para celebrar Halloween y reencontraros. 

Rebeca: de procedencia argentina, se instaló con su familia en Santa Rosa cuando era pequeña, allí conoció a Emily, Matt, Max, Candy y Jack. Estudia maestría en la universidad de San Diego, que era la única que podía permitirse. Su primo Johnny también estudia allí y es uno de sus mejores amigos. Le encanta tocar la guitarra y la música, de vez en cuando cantar en bares. Es una persona sencilla.

Johnny: Primo de Rebeca que estudia medicina en la universidad de San Diego, tímido y callado, acude a la fiesta para acompañar a su prima y conocer gente. 

Matt: estudia ingeniería en la UCLA, su mejor amigo es Matt con el que jugaba en el equipo de baloncesto, fue pareja de Emily un verano.Es muy racional y escéptico, le encanta el baloncesto y las motos, y tiene muchas ganas de que la fiesta comience. 

Candy: amiga de los anteriores (Matt, Rebeca, Emily, Max, y Jack), estudia empresariales y finanzas en la  universidad de Los Ángeles, fue la jefa de las animadoras en el instituto y también en la universidad, siempre ha sido bastante popular, aunque su mejor amigo y el único que tiene de Santa Rosa allí es Matt, no sale mucho con él por no estar en tu misma onda. Le gusta las fiestas en Hollywood y codearte con gente chik. 
                                                      


*Si alguna persona quiere jugar, déjamelo en un comentario para contactar contigo y pasarte toda la información. 

Os adjunto las reglas de la partida:

REGLAS DEL JUEGO:

Ningún personaje podrá leer la información de otro personaje. Si algún jugador tiene alguna duda con su personaje, con el juego o estas reglas, diríjase a uno de los organizadores del juego. Todo jugador debe ceñirse en todo momento a su personaje. En esta versión de juego rol en vivo, hay total libertad para los personajes, siempre y cuando actúen como el personaje actuaria, es decir, poniéndoos siempre en el lugar de vuestros personajes, sus miedos serán ahora vuestros miedos. Cada jugador puede pedir tiempo muerte a lo largo de la partida. Las pistas del juego estarán indicadas como tal, cualquier objeto que no tenga esta etiqueta queda fuera del juego formando parte del mobiliario normal de la casa.

Finalidad de la partida: el juego comenzará a las 21.30 aprox. Hasta las 02:30 aprox.  Si para la hora de la finalización del juego, nadie ha resuelto que ha pasado en la casa, y ha realizado la tarea correspondiente para parar que “lo que pasa” siga pasando, los jugadores habrán perdido el juego.

La partida consta de tres actos:

                   -PRIMER ACTO: inicio del juego e interacción de personajes
                   -SEGUNDO ACTO: Sucesos extraños
                   -TERCER ACTO: Búsqueda de pistas y resolución del juego

*El organizador del juego es quien dará comienzo/final de cada acto con un silbato.

IMPORTANTE:
Cualquier jugador que no respete estas reglas será descalificado del juego.
Si en algún momento un jugador decide abandonar el juego, puede hacerlo, haciéndoselo saber al/los coordinadores de la partida. Este jugador no debe entorpecer la continuación de la partida entrometiéndose en ella.
Los lugares de la casa con el papel de “cerrados” están cerrados en el juego hasta que lo diga los organizadores. 


Si quieres ser el máster de esta partida pincha en el enlace dónde ofrezco más información!!!! 
Enlace para organizadore/s de la partida




jueves, 1 de junio de 2017

Extracto II

La vida y las personas son un poco como la letra a lo largo de un escrito en un cuaderno, siempre hay veces que aunque empiezas lo mejor posible, al final siempre se acaba afeando por algún párrafo.
(No hay nadie como tú en el universo)